Aunque cuando termine el día, el alma comenzará a correr... y volverá, lo sé. La torre que con tanto esfuerzo construí durante el día se desploma apenas el fulgor del crepúsculo aparece, y como un soplido frente a un débil castillo de cartas se despedaza, ahí queda el vacío, ahí se fueron mis fuerzas, eran mis sueños en los que invertí casi todo lo que soy... y no hay respiro que valga...
El rocío baña las ventanas... el frío quema mi piel, marcas quedan, que el tiempo no es capaz de borrar... Tantas vueltas sin sentido, tantos momentos perdidos en el tiempo para llegar al mismo, único y predecible destino: seguir con cautela el susurro de tu voz... palabras al viento que mis oídos palparon y anhelaron con deseo, que despertaron de su incansable sueño al fuego de mi corazón, adormecido por las heridas que el camino le causó, exhausto de correr hacia falsos oasis, cansado de subir escaleras sin peldaños donde cada paso te hunde más, y cualquier intento de fuga se frustra por el recuerdo de aquellas personas que te impulsaron alguna vez a seguir adelante, pero no te dijeron que estabas de espaldas al objetivo...
Lentamente las cicatrices se deshacen, pero no porque sanaron, sino porque volvieron a abrir, y el veneno volvió a fluir a sus anchas por todo su ser... doliéndose del sufrimiento, de la búsqueda de su tesoro más preciado, estrechar esos lazos aparentemente inconmovibles, pero que el tiempo se encargó de demostrar que sólo el flagelo de la distancia estaba capacitado para destrozarlo... y las alas que con esmero y delicadeza limpiaste de toda impureza recibieron tu propio flechazo, sigiloso y pasivo...
Y allí va esa lágrima otra vez... corriendo sin tregua, cargada de culpa y dolor, de desilusiones y fracasos, sedienta de un respiro, segundos de quietud para reflejar su agotamiento, mas impacientemente se levanta y vuelve a su rumbo, allá donde las palabras no existen, donde sólo se ven huellas, que marcan, que dañan... viajando en un pasadizo de cristal, tan frágil que no permite verlo sin resquebrajarse; edificando pensamientos, evocando amargas memorias en las que una simple melodía bastaba para volar incansablemente hacia esos ideales, pero una insignificante desafinación, una simple disonancia hizo renacer al espanto de mañana no volver a respirar bajo su sombra, y vagar sin rumbo cierto en este piélago de contradicciones con ojos ciegos para no ver con dolor cómo todo cae, para no limpiar esos escombros dispersos por toda tu mente...
Por eso difícil es poder proyectar el trayecto hacia el nacimiento de esta irreprimible necesidad... tu mirada, que manipula mi existencia, que aleja al espejismo de volver a comenzar, esperando ese preciso momento, para revelarme, revelar mi esperanza en encontrar esa libertad, antónimo de mi mismo, antitesis del silencio frente a las casualidades y al entorno... de creer que sé que estoy seguro, confiar en la certeza de mis convicciones, ver mi realidad y no soñar la vida sino vivir mis sueños, pensar en tu regazo como un inalcanzable paraíso, rehusante de presencias ajenas, que no las conoces, ni las sientes. Ideales extraviados en el firmamento, en laberintos por los que mil veces corrí, imaginando tu encuentro, que volverías la mirada a tu lado... y que cada lágrima que viste en mí fuera como una semilla que haga brotar en tu corazón lo mismo que vi renacer en mi interior, cuando la quietud de tus ojos me dijo que era una fantasía demasiado inalcanzable intentar levantarse y seguir corriendo, proyectando en mi furor llegar a tu inexplicable paz, aterrizar en tu cielo engañador, que no muestra todo, pero no oculta nada...
Aspiro a un reposo absoluto y a una noche continua. No saber nada, no enseñar nada, no querer nada, no sentir nada, dormir y seguir durmiendo en cualquier lugarcon tal que la vida deponga sus espinas tan sólo un instante. Y nos volvemos atrás, hacia el pasado engañoso cerrándose sobre el mismo temor actual, que día a día por cauces de locura alimenta al sendero inanimado de árboles secos, enraizados en tristeza y desolación, en aquel paisaje donde no existe lucero sino abundan las absurdas febriles abstracciones de la nada, cómplices del esplendor de la penumbra donde conseguí palpar tu esencia…
¿Dónde estás?... necesito tus fuerzas... mis rodillas no podrán sostenerme por mucho tiempo... dame tu calor, anhelo sentir tu perfume en mi cuerpo otra vez... extraño tanto esas sensaciones en las que todo se torna superfluo, y sólo estamos tu y yo... tu ser junto al mío, respirar junto a tu pecho y sentir los latidos de tu corazón, no puedo más con estas espinas clavadas en el mío, saber que las palabras no bastan, y los hechos no son los que con desesperación buscan demostrarte que no quiero vivir pensando que tus brazos no volverán a estrecharme, necesito que apagues el incendio de mis pensamientos, y avives tu fuego, porque de allí provienen mis fuerzas y ganas de vivir, solo quiero expresar palabras que broten desde fondo de mi corazón, no importa cómo, solo quiero estar junto a ti, tomar tu mano y no volver a soltarla nunca, escucharte hablar es mi pasión, quiero correr hacia ti, mostrarte que si me importas, que prefiero verte a estar sin ti, que con tu luz no existe oscuridad que prevalezca, que nada importa porque estás conmigo.
Confío en ti, nunca fallaste... pero yo sí... y duele recordarlo, pero sé que borrarás las marcas que dejaron mis recuerdos, momentos de dolor y desesperanza, luchando por sobrevivir, y revivir, y vivir sólo para correr hacia el ineludible final... la muerte.
martes, mayo 2
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